Hasta ahora, los científicos creían que esta enfermedad tenía su origen en alteraciones del desarrollo cerebral, similares a lo que ocurre en trastornos como el autismo o el TDAH, que también son considerados trastornos del neurodesarrollo. Pero una investigación reciente ha abierto una nueva puerta: el envejecimiento acelerado del cerebro podría ser una pieza clave del rompecabezas.
¿Qué es eso de que el cerebro envejece?
Nuestro cerebro, como el resto del cuerpo, envejece con el paso del tiempo. Esto no significa que necesariamente enfermemos, pero sí que ciertas funciones como la memoria, la rapidez mental o la capacidad para realizar múltiples tareas pueden deteriorarse un poco. Es un proceso natural y gradual.
Imagina que tu cerebro es una ciudad: las autopistas (la materia blanca) permiten que los coches —las señales eléctricas— viajen entre barrios; los edificios (la materia gris) son donde ocurre la acción —decisiones, recuerdos, emociones. Con el tiempo, las carreteras se desgastan y los edificios requieren mantenimiento. En la mayoría de las personas, esto sucede lentamente. Pero en quienes viven con esquizofrenia, el deterioro se parece más a una ciudad donde el paso de los años va a velocidad acelerada.
¿Qué descubrió este estudio?
El equipo de investigadores de universidades en Australia y Suecia ha identificado un biomarcador que podría dar pistas importantes: una proteína llamada neurofilamento de cadena ligera (NfL). Esta sustancia está presente en las neuronas, y cuando estas sufren daño o degeneración, el NfL se libera al líquido cefalorraquídeo y a la sangre. Es decir, mide el desgaste neuronal, como si fuera una especie de termómetro del envejecimiento cerebral.
En su estudio, los investigadores midieron los niveles de NfL en personas con esquizofrenia y los compararon con los de personas sanas y también con pacientes con trastorno bipolar. El resultado fue claro: en quienes sufrían esquizofrenia, los niveles de esta proteína aumentaban más rápido con la edad, lo que sugiere una aceleración del proceso de envejecimiento del cerebro.
Este patrón no se repitió en las personas con trastorno bipolar, lo que refuerza la idea de que hay algo particular en cómo afecta la esquizofrenia al cerebro con el paso del tiempo.
No solo lo dice la sangre: el cerebro también lo muestra
Los hallazgos no se basaron solo en análisis de sangre. Ya existen estudios con resonancias magnéticas que utilizan modelos computacionales para estimar la «edad cerebral» de una persona. Y lo que muestran esas imágenes también va en la misma dirección: los cerebros de personas con esquizofrenia parecen más «viejos» de lo que deberían ser según su edad real.
Esta diferencia no se trata de unos pocos años. Hablamos de cambios significativos en la estructura cerebral, como la reducción de materia gris, que es clave para funciones como la memoria, la atención o la toma de decisiones.
¿Y por qué se acelera ese envejecimiento?
Aquí es donde entran en juego los factores de estilo de vida. Las personas con esquizofrenia suelen enfrentarse a una serie de desafíos que también afectan a su salud física: aislamiento social, desempleo, sedentarismo, consumo de tabaco o drogas, e incluso dificultades para acceder a tratamientos médicos adecuados. Todo esto contribuye al deterioro general del cuerpo, incluyendo el cerebro.
Por si fuera poco, la expectativa de vida de las personas con esquizofrenia es entre 20 y 30 años menor que la media. Esto no se debe solo a la enfermedad mental en sí, sino al desarrollo temprano de enfermedades comunes como la diabetes, problemas cardiovasculares o el cáncer. Aproximadamente la mitad de las personas con esquizofrenia conviven con al menos una enfermedad crónica adicional.
El uso de sustancias también es común, y no solo por problemas sociales. Muchas veces se trata de un intento de automedicación frente a los síntomas más duros del trastorno o de una forma de manejar la angustia. Esto, a su vez, complica el tratamiento, daña aún más la salud y contribuye al círculo vicioso del deterioro.
¿Un análisis de sangre para predecir la salud cerebral?
La gran novedad de este estudio está en que no se requiere una resonancia magnética ni pruebas complejas. Bastaría con un análisis de sangre para detectar el nivel de NfL y, con ello, tener una idea del estado del cerebro. Esto podría ser un paso enorme hacia la detección temprana de procesos degenerativos en personas con esquizofrenia, incluso antes de que aparezcan síntomas graves.
Detectar a tiempo el desgaste cerebral permitiría ajustar tratamientos, apoyar hábitos saludables y tal vez, en un futuro, desarrollar terapias que ralenticen ese envejecimiento acelerado.
Un paso más hacia entender mejor la esquizofrenia
Aunque la esquizofrenia sigue siendo un trastorno complejo y difícil de tratar, estudios como este ofrecen una nueva perspectiva: tal vez no se trata solo de cómo se desarrolló el cerebro durante la infancia, sino también de cómo envejece a lo largo del tiempo.
Conocer este proceso puede cambiar cómo se diagnostica, cómo se sigue la evolución de la enfermedad y cómo se acompaña a quienes la viven. Porque detrás del diagnóstico, hay personas que luchan cada día por mantener una vida digna, y entender lo que pasa en su cerebro es una herramienta más para darles apoyo y esperanza.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
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