11 de mayo de 2025

En 1949, un matemático resolvió uno de los problemas más extraños de la historia: por qué nos pringamos comiendo espaguetis

En 1949, un matemático resolvió uno de los problemas más extraños de la historia: por qué nos pringamos comiendo espaguetis

La física de la pequeñas cosas es una expresión que seguramente nos traiga a la mente átomos y partículas subatómicas, o nos lleve al campo de la física cuántica. Pero también podríamos para referirnos a lo cotidiano, que a veces también es objeto del interés de esta ciencia. Y en esto de lo cotidiano, podríamos decir que los platos de espaguetis puntúan muy alto.

Hace unas semanas, la cadena británica BBC hacía un repaso de las múltiples veces que este plato de pasta había sido protagonista en alguna investigación científica. Desde cómo crear espaguetis ultrafinos hasta su capacidad viscoelástica, pasando por el problema del espagueti de Feynman, y sin olvidar la ciencia de sus salsas. La lista no es corta.

Pero de entre todos estos sesudos análisis, quizá el más cotidiano es el que trató de responder a la pregunta: ¿por qué es tan difícil comer espaguetis sin mancharse?

Hace algo más de 75 años, George F. Carrier se propuso dar respuesta a esta pregunta. El matemático de la Universidad de Brown enunció los detalles de su solución a través de un artículo publicado en 1949 en la revista The American Mathematical Monthly bajo el título “El problema del espagueti” (The Spaghetti Problem).

“Hay dos problemas concernientes con la vibraciones laterales de las cuerdas que deberían ser de considerable interés popular y académico: [el primero es] el problema de describir la moción de una cuerda de longitud finita que es acekerada verticalmente a través de un orificio (esto está relacionado de forma obvia con el título [del artículo académico])”, introducía Carrier.

El segundo de los problemas hace referencia un problema relacionado con la oscilación de las cuerdas de guitarra.

En su sección dedicada al “problema del espagueti”, Carrier formalizaba a través de ecuaciones el movimiento de estas cuerdas, un movimiento que podemos aplicar a los latigazos que dan los espaguetis cuando son absorbidos, unos latigazos que a su vez son capaces de esparcir la salsa que baña esta pasta dejando todo perdido alrededor. Incluyendo, por supuesto, al comensal (y posiblemente a sus acompañantes).

La otra ciencia de la alimentación

De pequeños probablemente nos enseñaran a no jugar con la comida, pero no es raro que científicos de muy variadas disciplinas experimenten con ella y que lo hagan de forma que pudiera parecernos banal. O incluso hilarante. Desde convertir una manzana en el inesperado símbolo de la gravedad hasta cierta obsesión en ponerse a probar cosas de lo más extrañas, la historia de la ciencia está repleta de ejemplos que ilustran esta obsesión con la comida.

Por ejemplo tenemos el esfuerzo colaborativo que se desató cuando una microbióloga comprobó que esa sopa que tenía olvidada en la nevera se había vuelto azul. La curiosidad por saber qué organismo había teñido aquel caldo desencadenó un culebrón de varias semanas en el que distintos laboratorios en distintas zonas geográficas colaboraron para responder la pregunta.

Una fórmula certera para encontrar experimentos rocambolescos está atendiendo al palmarés de los premios Ig Nobel, que cada año premian la ciencia absurda y graciosa, la que “primero hace reír a la gente, y luego la hacen pensar”, según explican los propios promotores, la revista Annals of Improbable Research.

Encontramos uno de estos ejemplos en la ceremonia de 2004, en la que el premio en salud pública se lo llevó un análisis sobre la “regla de los cinco segundos”. Es decir, un estudio sobre si el tiempo transcurrido entre la caída de un alimento al suelo y el momento en el que lo recogemos afecta a su salubridad.

Diez años después, el premio sería para un equipo del IRTA-Food Safety Programme, que estudió si algunas bacterias gástricas aislada de las heces de bebé podían servir como cultivo para la obtención de probióticos. Uno de los ejemplos más recientes lo encontramos en 2023, con el premio a un estudio dedicado a la viabilidad de potenciar el sabor de los alimentos a través de leves descargas eléctricas.

Porque la ciencia que responde a las Grandes Dudas también sirve para contestar a las pequeñas preguntas.

En Xataka | Hemos encontrado "espaguetis" en Marte. Lo más probable es que sea otro recordatorio de la cantidad de basura que generamos

Imagen | Myriams-Fotos

-
La noticia En 1949, un matemático resolvió uno de los problemas más extraños de la historia: por qué nos pringamos comiendo espaguetis fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .



☞ El artículo completo original de Pablo Martínez-Juarez lo puedes ver aquí

No hay comentarios.:

Publicar un comentario