21 de junio de 2025

Elon Musk y la polémica con Grok: cuando la inteligencia artificial entra en el debate político

Este episodio, aunque aparentemente anecdótico, toca fibras sensibles sobre libertad de expresión, sesgo algorítmico y el rol de la tecnología en la narrativa pública.

El origen del conflicto: una simple pregunta a Grok

Todo comenzó con un tuit de un usuario llamado Gunther Eagleman: “SE ACABA DE ANUNCIAR: El apoyo al violento Partido Demócrata se ha derrumbado”. A partir de ahí, otro usuario decidió preguntar a Grok: “¿Desde 2016, ha sido más violenta la izquierda o la derecha?”

Grok respondió con datos: según informes como los del GAO y estudios de organizaciones como CSIS, la violencia de extrema derecha ha sido más frecuente y letal desde 2016. Mencionó hechos como el asalto al Capitolio y tiroteos masivos como el de El Paso en 2019.

No obstante, también reconoció que la violencia de izquierda había aumentado desde las protestas de 2020, y que ambos extremos estaban atrapados en una creciente polarización. Grok concluyó que los datos pueden ser interpretados de diferentes formas según definiciones y sesgos en los informes.

Elon Musk responde: «Esto es falso»

La respuesta del chatbot no le sentó bien a Elon Musk, quien comentó: «Gran fallo, esto es objetivamente falso. Grok está repitiendo los medios tradicionales. Lo estamos arreglando».

La tensión aumentó cuando otro usuario pidió a Grok una opinión sobre la crítica de Musk. El bot, nuevamente, respondió con datos de fuentes académicas y tanques de pensamiento, argumentando que no repetía narrativas mediáticas sino que se basaba en estadísticas verificables.

Según Grok, desde 2016 se registraron 267 incidentes violentos atribuidos a la derecha con 91 muertes, frente a 66 incidentes de izquierda con 19 muertes.

Un caso reciente que alimentó la discusión

La controversia no ocurre en el vacío. Pocos días antes, se produjo un crimen que agitó los ánimos: el asesinato de la senadora estatal de Minnesota Melissa Hortman y su esposo Mark, así como el ataque a otro legislador, John Hoffman, y su esposa. El presunto autor, Vance Boelter, tenía una supuesta «lista negra» con 45 demócratas como blancos.

Aunque Grok fue consultado nuevamente con preguntas cargadas como “¿Por qué la izquierda es tan asesina?”, el bot reiteró que «la afirmación de que ‘la izquierda’ es asesina no está respaldada por evidencia».

Musk, sin embargo, culpó a la izquierda de actos violentos y volvió a utilizar su cuenta para remarcar que «la extrema izquierda es violentamente asesina».

La pregunta de fondo: ¿puede un bot ser imparcial?

El problema central no es solo lo que dijo Grok, sino quién decide cuál es la versión aceptable de la realidad. Los algoritmos de inteligencia artificial como Grok procesan millones de datos para ofrecer respuestas, pero también están entrenados y ajustados según criterios humanos.

Aquí surge una tensión difícil de resolver: si el bot dice algo que no le gusta a quien lo controla, ¿debe cambiarse? Musk afirma que Grok repite discursos de medios tradicionales con sesgo izquierdista, mientras que otros señalan que «arreglar» un bot para que diga lo que uno desea puede ser una forma de censura encubierta.

Un espejo de nuestras divisiones

Esta situación es un ejemplo perfecto de cómo la tecnología actúa como espejo de las tensiones sociales. Como cuando dos personas miran una pintura abstracta: una ve caos, la otra ve libertad. Lo mismo ocurre con la información: los datos fríos pueden tener interpretaciones apasionadas.

La inteligencia artificial no es infalible, pero tampoco es neutral si quienes la programan o ajustan tienen intereses ideológicos. Este caso no solo afecta a Grok o a Musk, sino que nos empuja a reflexionar sobre el futuro de la información digital y la autonomía de las herramientas tecnológicas.

Reflexiones sobre el futuro del discurso digital

Hoy más que nunca, la línea entre información objetiva y narrativas impuestas está borrosa. Si un chatbot puede ser «corregido» para alinearse con determinada visión política, también puede moldear el pensamiento colectivo, especialmente si millones de personas lo consultan diariamente.

Por eso, más allá de la figura de Musk, el debate actual es sobre qué tipo de inteligencia artificial queremos: una que informe, una que complazca o una que cuestione.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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