17 de junio de 2025

¿Marte es realmente rojo? Una explicación científica y visual del color del planeta rojo

¿Por qué Marte se ve rojo desde la Tierra?

Cuando observamos Marte desde nuestro planeta, lo vemos con un tono rojizo característico. Esta percepción tiene su raíz en la presencia de óxidos de hierro en la superficie marciana, una sustancia que también conocemos como herrumbre o óxido de hierro, muy común en metales oxidados en la Tierra. Este material cubre gran parte del polvo y las rocas de Marte, dándole ese tono rojizo desde lejos.

De forma similar, la sangre humana es roja debido a una combinación de hierro y oxígeno en la molécula de hemoglobina. Esta conexión entre el color rojo, el hierro y el oxígeno no pasó desapercibida para antiguas civilizaciones, como los romanos, que bautizaron el planeta con el nombre de su dios de la guerra.

Un planeta multicolor en realidad

Si nos acercamos a Marte, como lo han hecho los rovers y sondas enviados desde la Tierra, descubrimos que su superficie no es de un rojo uniforme. Las imágenes captadas por estos dispositivos revelan una gama de colores que va desde el marrón oxidado hasta tonos amarillos, grises y beige.

La famosa imagen capturada por el Viking Lander en 1976 mostró por primera vez este suelo polvoriento con un matiz entre naranja y marrón, similar a una mezcla de arena oxidada. Por tanto, hablar de Marte como «rojo» es una simplificación. Es como decir que la Tierra es azul, cuando sabemos que tiene zonas verdes, marrones, blancas y más.

Los polos de Marte: el contraste del blanco

Otro elemento que rompe con la idea de un planeta totalmente rojo son sus casquetes polares. Estas regiones del planeta están cubiertas por hielo de agua y una capa de dioxido de carbono congelado (conocido como hielo seco). A medida que cambian las estaciones en Marte, estas capas crecen y se reducen, aportando zonas blancas brillantes al planeta.

Ver un planeta con tonos oxidados junto a casquetes polares blancos es como mirar un desierto de Atacama salpicado de nieve. La diversidad visual es clara para quien observa con atención.

Lo que nuestros ojos no ven: más allá de la luz visible

La luz visible es solo una parte del espectro electromagnético. Nuestros ojos detectan ciertos colores, pero los telescopios espaciales pueden ver más allá: en infrarrojo, ultravioleta, rayos X y otras longitudes de onda.

Por ejemplo, el telescopio espacial Hubble y sondas como MAVEN han capturado imágenes de Marte en diferentes espectros. En infrarrojo, algunas zonas pueden verse verdes o azules, no porque el planeta tenga esos colores, sino porque los científicos usan lo que se llaman colores falsos para representar datos invisibles al ojo humano.

Es como si usaras unas gafas de visión nocturna: lo que ves no es exactamente lo que hay, pero te da información extra sobre el entorno. Gracias a estas técnicas, los investigadores pueden conocer la composición de la atmósfera, la temperatura del suelo o la existencia de minerales específicos.

Cada color, una pista sobre su historia

La variedad de colores en Marte no es solo estética. Cada tono nos cuenta algo sobre su pasado. Las zonas más oscuras pueden indicar formaciones volcánicas, mientras que las más claras podrían haber sido moldeadas por vientos o antiguos cursos de agua.

Los colores en el espectro ultravioleta ayudan a entender la composición de la atmósfera marciana y su pérdida progresiva. Esta información es clave para saber si Marte pudo tener vida en el pasado, o si podría llegar a tenerla en el futuro.

Marte, más que un planeta rojo

Aunque seguirá siendo llamado «el planeta rojo», ahora sabemos que Marte tiene una paleta de colores más rica y variada. Gracias a las tecnologías de observación, tanto desde la superficie como desde el espacio, comprendemos mejor su composición, historia y posibilidades futuras.

Lo rojo sigue siendo protagonista, pero no es el único actor en esta historia visual y científica.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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