Detalles técnicos del lanzamiento
El cohete, con casi 6,4 metros de altura y un peso superior a 1.270 kilos, logró mantenerse en vuelo durante 56,6 segundos, alcanzando una altitud de 271 metros antes de regresar y aterrizar con una precisión milimétrica: apenas 37 centímetros del punto exacto previsto. Para lograrlo, utilizó un sistema de cuatro patas retráctiles, diseñadas para absorber el impacto del descenso y mantener la estabilidad, tanto en el despegue como en el aterrizaje.
Este tipo de maniobra, que recuerda a lo que ya hacen compañías como SpaceX, requiere una sincronización precisa y tecnología de navegación avanzada, elementos que Honda ha podido adaptar de otros campos en los que ya trabaja, como la conducción autónoma y la inteligencia artificial aplicada a vehículos.
Un proyecto con raíces automovilísticas
Lo más interesante del enfoque de Honda es cómo ha trasladado su experiencia en movilidad terrestre al espacio. Muchos de los sistemas utilizados en este prototipo de cohete derivan de desarrollos que originalmente estaban pensados para automóviles inteligentes. Por ejemplo, los sensores de posicionamiento y los algoritmos de corrección de trayectoria, muy similares a los que permiten que un coche autónomo frene a tiempo o se mantenga en el carril.
Esta reutilización tecnológica permite a Honda avanzar sin partir de cero, y con un grado de seguridad más alto que si se tratara de un desarrollo totalmente nuevo. Es una forma de aprovechar sinergias entre sectores, ahorrando recursos y tiempo.
¿Por qué Honda quiere lanzar cohetes?
Más allá del desafío técnico, Honda tiene claros sus motivos. En un mundo cada vez más conectado, la demanda de lanzamiento de satélites crece constantemente. Estos satélites no solo sirven para telecomunicaciones, sino también para navegación, monitoreo ambiental y gestión de datos para vehículos autónomos, una de las áreas clave en el futuro de la empresa.
Controlar su propio sistema de lanzamiento le permitiría a Honda independizarse de terceros, reducir costos a largo plazo y tener mayor flexibilidad en el despliegue de su infraestructura tecnológica en órbita. Además, abre la posibilidad de ofrecer servicios de lanzamiento a otras compañías.
¿Qué sigue en el camino de Honda al espacio?
El objetivo a medio plazo es alcanzar una misión suborbital antes del año 2029. Esto significa superar los 100 kilómetros de altitud (la llamada línea de Kármán), lo que situaría al cohete en el límite del espacio exterior. Aunque todavía no permitiría poner un satélite en órbita, sería un paso fundamental hacia ese objetivo.
Lograr un vuelo suborbital implica desafíos técnicos mucho mayores que un simple salto atmosférico. Se requiere más potencia, mejores materiales, gestión térmica avanzada y sistemas de recuperación más complejos. Por eso, Honda sigue considerando esta etapa como parte de su investigación fundamental, sin comprometerse aún con una fecha de comercialización.
Una competencia creciente en el sector privado espacial
Honda no está sola en esta aventura. Empresas como SpaceX, Blue Origin y Rocket Lab ya dominan buena parte del mercado de lanzamientos espaciales privados. Sin embargo, la entrada de nuevos actores como Honda refleja el dinamismo del sector, donde la innovación no solo viene de las grandes firmas aeroespaciales tradicionales, sino también de industrias que hasta hace poco no tenían presencia en el espacio.
A diferencia de las misiones orbitales de SpaceX, que ya transportan satélites e incluso astronautas, el proyecto de Honda todavía está en pañales. Pero eso no quita mérito al logro obtenido: desarrollar, lanzar y recuperar un cohete reutilizable desde cero en pocos años es un avance considerable.
La importancia de Taiki, el pueblo espacial de Japón
La prueba se realizó en un centro de pruebas ubicado en Taiki, una localidad que está apostando por convertirse en un referente de la actividad aeroespacial en Japón. En colaboración con agencias como JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón), Taiki busca atraer talento, inversión e infraestructura para consolidarse como un polo de desarrollo científico y tecnológico.
La implicación de Honda en esta región también puede tener un impacto positivo a nivel social y económico, generando empleos de alta cualificación y promoviendo el avance tecnológico en el país.
¿Una moda o una estrategia a largo plazo?
La gran pregunta es si este proyecto de Honda será una curiosidad pasajera o el inicio de una nueva división con impacto real en su negocio. Todo dependerá de los próximos hitos que logre alcanzar, del coste de continuar con el desarrollo y de si encuentran una forma rentable de comercializar esta tecnología.
Mientras tanto, lo conseguido ya sirve como una valiosa plataforma de pruebas, tanto para cohetes como para sistemas autónomos y tecnologías de navegación avanzadas que luego pueden aplicarse en otros productos de la marca.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
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