2 de junio de 2025

La Inteligencia Artificial generativa y el pensamiento crítico: riesgos, oportunidades y nuevas habilidades


Cambios en la forma de pensar: menos esfuerzo, más dependencia

Uno de los estudios más citados en este tema es el realizado por Carnegie Mellon University y Microsoft Research, que encuestó a 319 trabajadores del conocimiento que usan IA generativa (como ChatGPT o GitHub Copilot) al menos una vez por semana. El informe, titulado «The Impact of Generative AI on Critical Thinking», reveló que muchos usuarios reportan una disminución en el esfuerzo cognitivo al usar estas herramientas.

En palabras simples: si la IA da una respuesta casi inmediata y razonable, ¿para qué esforzarse en analizar o cuestionar? Esto genera una posible atrofia en el juicio propio, ya que la confianza excesiva en la tecnología puede reemplazar el pensamiento crítico por una validación superficial de lo que la máquina sugiere.

Este efecto se conoce como «descarga cognitiva», término trabajado por el Dr. Umberto León Domínguez (Universidad de Monterrey), quien lo explica como el traspaso de procesos mentales a una herramienta externa. A corto plazo, puede sentirse como un alivio; a largo plazo, podría debilitar la capacidad de análisis independiente.


De ejecutores a supervisores: transformación del rol laboral

El mismo estudio indica que los profesionales están transitando desde un rol de «ejecutores de tareas» a uno de «custodios de soluciones«. Ya no es necesario generar la respuesta desde cero; basta con validar la propuesta generada por la IA. Aunque esto suena eficiente, muchos participantes sintieron que esta transición diluye su capacidad de razonamiento profundo.

Imaginemos a alguien que antes resolvía ecuaciones matemáticas mentalmente, y ahora solo revisa si la calculadora hizo bien su trabajo. La destreza sigue presente, pero se usa menos. El reto está en mantener activa esa habilidad, no dejar que se oxide.


Cuando la IA potencia el pensamiento crítico

No todo son sombras. Estudios en contextos educativos, como los realizados en la región peruana de Ica, muestran que si la IA generativa se integra con conciencia pedagógica, puede mejorar habilidades críticas.

Por ejemplo, estudiantes que usan IA para redactar ensayos mejoran cuando deben reflexionar sobre los resultados, cuestionar su coherencia y editarlos con juicio propio. En este contexto, la IA actúa como una pizarra interactiva, no como un profesor que da todas las respuestas.

Un caso destacable es el de estudiantes de inglés como segunda lengua, quienes utilizaron herramientas de escritura basadas en IA. Los resultados mostraron mejoras en sus habilidades analíticas, especialmente cuando se promovía un uso crítico y autónomo de la tecnología.


El valor creciente de las habilidades blandas

En el mundo laboral, la IA generativa ha democratizado el acceso a tareas complejas. Ya no se necesita un título en matemáticas para trabajar con algoritmos: basta con saber qué preguntar y cómo interpretar la respuesta. Esto eleva el valor de las habilidades blandas: comunicación, adaptabilidad, resolución de problemas y, especialmente, pensamiento crítico.

Las empresas ahora buscan perfiles que no solo sepan usar herramientas tecnológicas, sino que cuestionen, comparen y validen los resultados. Un profesional con buen criterio puede marcar la diferencia entre una decisión automatizada y una verdaderamente informada.


Escenarios futuros: ¿mejora, estancamiento o retroceso?

La investigación del Dr. León Domínguez plantea tres posibles trayectorias:

  1. Estancamiento cognitivo: el uso de IA no mejora ni deteriora el pensamiento crítico. Se mantiene igual.
  2. Mejora dirigida: con estrategias educativas y laborales apropiadas, se potencian las capacidades cognitivas.
  3. Retroceso progresivo: si la dependencia se hace habitual, se pierden habilidades por falta de uso.

Estas rutas no son excluyentes. Lo que determine el camino será cómo decidamos usar la tecnología.


Limites en la evidencia: lo subjetivo vs. lo objetivo

Una debilidad en muchos estudios actuales es que se basan en percepciones autoinformadas, no en mediciones objetivas. Es decir, los encuestados creen que su pensamiento crítico ha cambiado, pero no hay pruebas numéricas que lo confirmen o refuten.

Hacen falta investigaciones con datos cuantitativos, que comparen a usuarios frecuentes de IA con quienes no la usan, midiendo su rendimiento en tareas críticas equivalentes. Hasta que no se cuente con esa evidencia, el debate seguirá abierto.


Estrategias para fortalecer el pensamiento crítico en la era de la IA

Si queremos beneficiarnos de la IA sin sacrificar nuestras capacidades, necesitamos una actitud activa:

  • Cuestiona las respuestas de la IA: no las aceptes por defecto. Pregúntate qué falta, qué podría estar mal o incompleto.
  • Usa la IA como guía, no como oráculo: combínala con tus conocimientos y criterio propio.
  • Desarrolla el aprendizaje autodirigido: elige proyectos que te obliguen a pensar, decidir y argumentar.
  • Promueve el trabajo colaborativo: compartir ideas con otros humanos sigue siendo insustituible.
  • Practica actividades cognitivamente exigentes: leer, escribir, debatir, resolver problemas sin tecnología de vez en cuando.

Elegir qué tipo de usuario queremos ser

La IA generativa no es ni amiga ni enemiga del pensamiento crítico. Es una herramienta que potencia lo que decidamos hacer con ella. Puede ser una bicicleta para la mente, como decía Steve Jobs sobre los ordenadores, pero si dejamos de pedalear, nuestras piernas se debilitan.

El verdadero reto está en encontrar el equilibrio: usar la tecnología para ahorrar energía sin apagar la mente. Porque en un mundo donde las respuestas son instantáneas, la capacidad de formular buenas preguntas seguirá siendo nuestro activo más valioso.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

No hay comentarios.:

Publicar un comentario