23 de junio de 2025

Tu ADN podría estar saboteando tu pérdida de peso, según un nuevo estudio

La investigación, liderada por el Harvard T.H. Chan School of Public Health y la Universidad Ben Gurion de Israel, siguió a 761 personas con obesidad abdominal durante hasta dos años. Todos siguieron dietas consideradas saludables, como la mediterránea, la baja en grasas o la baja en carbohidratos. Sin embargo, el 28% no perdió peso, e incluso algunos aumentaron, a pesar de mantener una alimentación adecuada.

Dietas saludables, resultados inesperados

A primera vista, estos resultados pueden parecer frustrantes. ¿Cómo es posible que alguien que sigue al pie de la letra una dieta sana no vea cambios en la báscula? La respuesta podría estar en los genes. Según los científicos, algunos individuos presentan una resistencia innata a la pérdida de peso, relacionada con factores como la edad, el sexo y ciertas variaciones genéticas.

El estudio dividió a los participantes en tres grupos:

  • El 36% logró una pérdida de peso clínicamente significativa.
  • Otro 36% tuvo una pérdida moderada.
  • El 28% restante no perdió peso o incluso ganó.

Lo interesante es que todos mejoraron en otros aspectos de salud: reducción del colesterol, menos grasa visceral (la que se acumula alrededor de órganos internos) y menor presencia de leptina, la hormona del hambre. Es decir, aunque la báscula no se movió, el cuerpo sí cambió por dentro.

Más allá del peso: salud metabólica en primer plano

Tradicionalmente, se ha asociado el éxito de una dieta con la cantidad de kilos perdidos. Pero esta investigación pone el foco en algo más importante: la salud metabólica. Mejorar marcadores como el colesterol o la grasa visceral puede tener un impacto directo en la prevención de enfermedades cardiovasculares, incluso si el peso corporal no disminuye.

«Nos han enseñado a equiparar pérdida de peso con salud», señaló Anat Yaskolka Meir, una de las autoras del estudio. «Y a quienes no pierden peso se les ve como fracasados, cuando en realidad están ganando salud».

Un ejemplo cotidiano lo vemos en quienes hacen ejercicio de forma regular y comen bien, pero no pierden peso. A menudo se frustran y abandonan, sin saber que están fortaleciendo su corazón, equilibrando su glucosa o reduciendo el riesgo de diabetes.

El papel de la genética en la pérdida de peso

La genética influye en el metabolismo, el apetito, la forma en que se almacena la grasa y cómo el cuerpo responde a ciertos alimentos. Esto significa que dos personas con dietas idénticas podrían obtener resultados muy distintos.

Según el endocrinólogo Philip Rabito, quien no participó en el estudio pero comentó sus hallazgos, “es evidente que existen factores genéticos que afectan la capacidad de perder peso. Algunos pacientes responden mejor que otros, incluso con los mismos esfuerzos”.

Esto no significa que no haya nada que hacer. Al contrario, el conocimiento del propio cuerpo y el acompañamiento profesional pueden marcar una gran diferencia. Personalizar las estrategias, en lugar de aplicar una misma dieta para todos, es clave.

Nuevas herramientas para una salud personalizada

Con el auge de la medicina personalizada, está surgiendo una nueva forma de abordar la obesidad: entender los marcadores genéticos y adaptar los tratamientos según el perfil de cada persona. Esto incluye desde ajustes en la dieta hasta la incorporación de medicamentos como los agonistas del receptor GLP-1 (por ejemplo, semaglutida), que han mostrado buenos resultados en pacientes con predisposición a sentir hambre constante.

El Dr. Manoel Galvao Neto, especialista en cirugía bariátrica, explica que la obesidad es una enfermedad crónica y progresiva. No es una cuestión de voluntad, sino de comprensión profunda del cuerpo. «Entenderse a uno mismo es el primer paso para tener éxito«, afirma.

Menos culpa, más información

Este estudio invita a cambiar el enfoque: dejar de ver el peso como el único indicador de éxito. La salud es un concepto más amplio, que incluye bienestar emocional, función cardiovascular, equilibrio hormonal y energía diaria.

La próxima vez que te frustres porque no ves cambios en la báscula, recuerda que tu cuerpo podría estar mejorando por dentro. Consulta con profesionales, hazte chequeos, y si es posible, explora estudios genéticos para entender mejor tus necesidades.

Y sobre todo, no te compares. Cada cuerpo es un mundo, y el tuyo merece respeto y estrategias hechas a medida.


La noticia Tu ADN podría estar saboteando tu pérdida de peso, según un nuevo estudio fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.


☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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