En la historia de la tecnología hay momentos aparentemente insignificantes que, en retrospectiva, resultan decisivos. Uno de ellos tuvo lugar en 1983, cuando una impresora Xerox atascada en algún rincón del MIT no sólo frustró a un tal Richard Stallman, sino que supuso para él un punto de inflexión que lo llevaría a transformar por completo la forma en que entendemos, usamos y compartimos el software.
Lo que parecía un mero problema técnico dio lugar a una revolución jurídica y cultural que marcaría para siempre la evolución de la informática: el nacimiento del movimiento del software libre.
El germen de una revolución
El 27 de septiembre de 1983, Richard Stallman, un programador de 30 años del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, vivió una experiencia aparentemente trivial: intentando enviar un documento a una impresora Xerox 9700 (que acaba de salir al mercado), descubrió que el dispositivo estaba atascado y no había alertado a nadie de ello.
Esta máquina, mucho más veloz y eficiente que los modelos anteriores, tenía, sin embargo, un aspecto negativo: se atascaba con frecuencia. Esto ocurría con frecuencia, de hecho: la impresora seguía aceptando trabajos sin que nadie supiera que estaba atascada, provocando que las largas colas de impresión terminaran cabreando a todo el mundo en el laboratorio.

Anteriormente, Stallman ya había modificado el firmware de otras impresoras para que notificaran a los usuarios cuando ocurría un atasco. Quiso hacer lo mismo con la Xerox, pero se topó con una barrera insalvable: en esta ocasión, el fabricante no había proporcionado el código. El software era privativo, cerrado y protegido por un acuerdo de confidencialidad. Nadie podía modificarlo. Nadie podía mejorarlo.
La imposibilidad de acceder al software para corregirlo fue, para Stallman, inaceptable... y el detonante de su cruzada contra el software propietario. Stallman no solo buscaba corregir errores o mejorar funcionalidades: defendía que el conocimiento debe ser compartido. A partir de ese momento, dedicó su carrera a poner la libertad del usuario por encima de los intereses comerciales.
GNU como idea radical
De modo que, inmediatamente, anunció la puesta en marcha del proyecto GNU (acrónimo recursivo de “GNU's Not Unix”), con la idea de crear un sistema operativo completamente libre, basado en la idea de que los usuarios deben tener el derecho a ejecutar, estudiar, modificar y compartir el software. En 1985 fundó la Free Software Foundation (FSF) y redactó el Manifiesto GNU, una declaración de principios que cambiaría la forma de entender la propiedad intelectual en la era digital.
La creación de la licencia GPL (Licencia Pública General) fue uno de sus grandes hitos. A diferencia del copyright tradicional, que protege la exclusividad, el copyleft defendía la apertura, asegurando que cualquier software derivado mantuviera las mismas libertades.
Su importancia, de hecho, radica en que también proporcionó un respaldo legal ante los intentos de apropiación del código libre por parte de las grandes corporaciones de software propietario.

En el texto de esta licencia, Stallman definió las 'cuatro libertades' esenciales del software libre:
- Libertad de usar el programa con cualquier propósito.
- Libertad de estudiar cómo funciona el programa y adaptarlo a tus necesidades.
- Libertad de redistribuir copias para ayudar a otros.
- Libertad de mejorar el programa y liberar esas mejoras para beneficio de toda la comunidad.
Estas ideas han influido no solo en la informática, sino en otras áreas: desde el movimiento de Open Access en ciencia, hasta licencias Creative Commons en arte y educación.
GNU como ecosistema de software
A lo largo de los años, el proyecto GNU fue construyendo las piezas necesarias de un sistema operativo: compiladores (como GCC), editores de texto (como Emacs), bibliotecas, herramientas de red... Todo, bajo licencias libres. Sin embargo, faltaba un componente clave: el núcleo (kernel) del sistema. Desde el proyecto GNU se impulsó uno denominado Hurd, pero nunca maduró del todo...
... sin embargo, todos esos componentes desarrollados por Stallman y la comunidad GNU se integraron posteriormente con el kernel Linux desarrollado por Linus Torvalds en 1991 (también licenciado bajo la GPL). De esa unión nació el ecosistema GNU/Linux, en el que se basa hoy en día la infraestructura de Internet, sin ir más lejos. De hecho, la gran ironía es que, sin Stallman, es posible que Google, Amazon o Facebook nunca hubieran existido tal como los conocemos hoy.
¿Y si Stallman no hubiera existido?
Pensar en un mundo sin Stallman es pensar en un mundo más cerrado, menos accesible y con menos oportunidades para innovar. La dependencia de software privativo habría impuesto barreras económicas y técnicas insalvables para muchos emprendedores, investigadores y estudiantes
Stallman no ha sido el único gran impulsor del software libre, pero fue sin duda el catalizador de una comunidad global, y la inflexibilidad de sus posicionamientos actuó como contrapeso de posturas más 'pragmáticas' hacia el software privativo. Incluso si hoy en día se ha convertido en un personaje algo divisivo (una serie de polémicas declaraciones le obligaron a abandonar la primera línea de la FSF), su legado técnico, jurídico y filosófico es incuestionable.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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La noticia Una impresora atascada cambió para siempre la historia: nuestro panorama tecnológico sería inconcebible sin el cambio que supuso fue publicada originalmente en Genbeta por Marcos Merino .
☞ El artículo completo original de Marcos Merino lo puedes ver aquí
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