¿Qué es un disco galáctico y por qué es importante?
Para entender esta investigación, pensemos en una galaxia como si fuera una ciudad iluminada vista desde el cielo nocturno. Algunas luces brillan en el centro (el bulbo galáctico), mientras que otras forman una vía láctea extendida (el disco). Dentro de este disco, los astrónomos distinguen dos capas: una más antigua y difusa llamada disco grueso, y otra más reciente y brillante llamada disco delgado.
Nuestra propia Vía Láctea tiene un disco grueso de unos 3.000 años luz de altura y un disco delgado de aproximadamente 1.000 años luz. Estos componentes contienen pistas sobre cómo se ensamblan las galaxias y evolucionan con el tiempo.
Webb y su capacidad para ver lo invisible
Observar estos dos discos en galaxias lejanas ha sido, hasta ahora, una tarea casi imposible. Las estrellas viejas del disco grueso son difíciles de detectar porque son menos luminosas que sus hermanas jóvenes del disco delgado. Sin embargo, el telescopio James Webb ha demostrado su potencia al poder ver a través del polvo cósmico y detectar la luz más tenue con una nitidez sin precedentes.
Gracias a esta capacidad, los astrónomos liderados por Takafumi Tsukui, de la Universidad Nacional de Australia, analizaron 111 galaxias observadas de canto, es decir, vistas de perfil, lo que permite distinguir con más claridad la estructura vertical de sus discos.
El orden de formación: primero grueso, luego delgado
Los datos de Webb han revelado un patrón claro: las galaxias forman primero un disco grueso y, posteriormente, uno delgado. Este proceso no ocurre al mismo tiempo en todas las galaxias; depende de su masa.
- En galaxias masivas, el disco delgado aparece hace unos 8.000 millones de años.
- En galaxias de baja masa, este mismo proceso se da mucho más tarde, hace unos 4.000 millones de años.
Este descubrimiento ha sorprendido a la comunidad astronómica, ya que demuestra que los discos estelares delgados pueden existir desde hace más de 8.000 millones de años, mucho antes de lo que se pensaba.
Gas turbulento y estrellas en construcción
Para entender cómo se forma esta doble estructura, los científicos recurrieron a observaciones adicionales de telescopios terrestres y del radiotelescopio ALMA. Encontraron que los datos encajan con una teoría conocida como el modelo de gas turbulento.
Este modelo sugiere que, en el universo primitivo, las galaxias estaban llenas de gas en constante agitación. Esa turbulencia provocaba una intensa formación estelar, generando un disco grueso de estrellas distribuidas de forma difusa. Con el tiempo, a medida que se iban formando estrellas, el gas se estabilizaba y el siguiente ciclo de formación daba lugar al disco delgado, más plano y ordenado.
Es como si una ciudad se construyera primero con edificios dispersos en un terreno inestable y, al aplanarse el terreno, se empezaran a construir calles y viviendas en filas más organizadas.
Una pista sobre el pasado de la Vía Láctea
Uno de los aspectos más fascinantes del estudio es que la transición entre disco grueso y disco delgado que han observado en otras galaxias coincide con el momento en que se cree que se formó el disco delgado de nuestra Vía Láctea.
Esto sugiere que galaxias parecidas a la nuestra también pasaron por estas etapas, y que podríamos estar viendo cómo era la Vía Láctea hace miles de millones de años. El telescopio Webb, al observar con tanta claridad galaxias lejanas y débiles, permite estudiar «ancestros» galácticos con un nivel de detalle nunca antes alcanzado.
Lo que viene: más datos, más historias
Aunque este trabajo ha sido un gran avance, los científicos no se detienen aquí. Planean ampliar el estudio añadiendo información sobre la edad de las estrellas, su composición química y sus movimientos. Todo esto permitirá reconstruir una historia más completa de cómo nacen y evolucionan los discos galácticos.
Gracias a Webb, el futuro de la arqueología galáctica es prometedor. Como si estuviéramos desenterrando capas de historia estelar, ahora podemos ver no solo cómo son las galaxias hoy, sino también cómo fueron y qué caminos recorrieron para llegar hasta aquí.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
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