¿Qué es Magisterium AI?
Magisterium AI es un chatbot creado por la empresa Longbeard, una compañía de tecnología y diseño que ha trabajado con distintas instituciones vaticanas desde su fundación en 2015. Su fundador, Matthew Harvey Sanders, es creyente y defensor del uso ético de la inteligencia artificial dentro de la religión. La idea surgió cuando su empresa digitalizó la biblioteca del Instituto Pontificio Oriental y vio el potencial de crear una herramienta que pudiera consultar de forma sencilla ese vasto corpus doctrinal.
Este chatbot está alimentado por textos fundamentales del catolicismo, desde los escritos de San Agustín y Santo Tomás de Aquino, hasta las cartas pastorales más recientes. Cada día se añaden documentos nuevos, lo que permite mantener actualizada su base de conocimientos.
¿Cómo funciona y quién lo usa?
La plataforma se ofrece con una versión gratuita y otra de pago (¤8.99 al mes o £79 al año), que permite realizar más consultas. Aunque cuenta con cerca de 100.000 usuarios mensuales, la mayor parte accede sin coste, y el público más activo son educadores, sacerdotes y estudiantes de secundaria.
También se ha integrado en Hallow, una popular app de oración cristiana, lo que ha ampliado su alcance. Magisterium AI responde en más de 50 idiomas, y se ha convertido en una herramienta frecuente para preparar homilías o resolver dudas teológicas rápidas.
¿Es fiable una IA para responder sobre fe?
Aquí es donde surgen las dudas. La tecnología puede facilitar el acceso a información, pero también plantea riesgos. Por ejemplo, un chatbot lanzado por Catholic Answers, llamado «Father Justin», fue retirado tras decir que era válido bautizar con Gatorade en emergencias, algo que contradice la doctrina católica.
Sanders insiste en que Magisterium AI está diseñado con un enfoque más riguroso, guiado por dos paneles asesores de sacerdotes: uno académico y otro centrado en el producto. Ambos comités supervisan los textos que se incorporan y la coherencia doctrinal del sistema, aunque sus miembros no han sido revelados públicamente.
La tensión entre tecnología y espiritualidad
El uso de inteligencia artificial en el ámbito religioso plantea un dilema profundo: ¿puede una máquina sustituir el acompañamiento humano en temas de fe? Muchos fieles encuentran consuelo en el consejo de un sacerdote o en el diálogo espiritual con otros creyentes. Una IA, por muy precisa que sea, carece de empatía, de discernimiento emocional y de experiencia vital.
El papa León XIV ha advertido sobre los peligros de delegar en la tecnología cuestiones que afectan a la dignidad humana, recordando que la sabiduría auténtica va más allá de los datos. Sin embargo, algunos obispos, como los de Maryland, han mostrado una actitud más equilibrada, reconociendo que la IA, bien utilizada, podría ser un instrumento para el bien común.
Una herramienta con potencial, pero también con límites
Magisterium AI no pretende reemplazar a los teólogos ni a la comunidad religiosa, sino complementar la formación y el acceso a la doctrina. Es como tener una biblioteca viviente al alcance del móvil, capaz de responder con rapidez a preguntas que, de otro modo, requerirían días de estudio.
Aun así, expertos en ética tecnológica, como Brian Patrick Green, señalan el peligro de crear burbujas informativas religiosas si cada credo desarrolla su propio asistente digital. Esto podría aislar a las personas en ecosistemas ideológicos cerrados, dificultando el diálogo interreligioso y el pensamiento crítico.
Cansu Canca, directora de Práctica de IA Responsable en Northeastern University, agrega que las respuestas religiosas no son puramente objetivas, sino que requieren interpretación, contexto y sensibilidad cultural. Por eso, una IA que adapta su lenguaje al perfil del usuario podría desviar el sentido profundo de una enseñanza religiosa.
Aprender sin leer 27.000 documentos
En medio de este debate, hay un punto que nadie niega: el volumen de información teológica es abrumador. Para un fiel común, leer directamente las obras de los Padres de la Iglesia, el Catecismo, encíclicas y concilios es una tarea titánica. Magisterium AI permite filtrar esa información y presentarla de forma comprensible.
Es como tener un bibliotecario doctrinal disponible las 24 horas. Pero igual que un resumen no reemplaza a una buena lectura, las respuestas del chatbot deben verse como un punto de partida, no como una guía definitiva.
El verdadero reto: conservar lo humano
El gran riesgo de herramientas como Magisterium AI no está en su tecnología, sino en cómo las personas eligen usarlas. Si se convierte en un sustituto de la oración, del acompañamiento pastoral o de la reflexión personal, entonces la fe corre el peligro de mecanizarse.
James Keenan, teólogo moral, recuerda que el cristianismo implica entrar en la complejidad de la vida, algo que ninguna IA puede replicar. La tecnología puede ser aliada, pero el discernimiento, la duda, el consuelo y la comunidad siguen siendo profundamente humanos.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
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