9 de agosto de 2025

Plásticos mutantes: la ciencia detrás de las enzimas que devoran PET en apenas 48 horas

¿Por qué el PET es un problema tan grande?

Imagina que cada botella que has usado desde que eras niño sigue existiendo en algún vertedero o flotando en el mar. Eso es, literalmente, lo que ocurre. El PET no se degrada de forma natural a un ritmo compatible con la vida humana. Según estudios publicados en Science, entre 4.800 y 12.700 millones de kilos de plástico acaban en los océanos cada año, y gran parte de este volumen es PET.

Su resistencia a la descomposición es una ventaja para embotellar refrescos, pero un desastre para ríos, playas y ecosistemas. Por eso, cualquier avance que reduzca drásticamente su vida útil fuera de uso puede cambiar las reglas del juego.

El nacimiento de las “enzimas come-plástico”

Las enzimas son como llaves microscópicas que aceleran reacciones químicas específicas. En este caso, las llaves han sido diseñadas para romper las cadenas moleculares del PET en sus componentes originales, listos para reutilizarse.

El hallazgo clave llegó en 2016, cuando científicos identificaron la PETasa, una enzima natural producida por bacterias que vivían sobre plásticos. Desde entonces, varios laboratorios han trabajado para mejorar esa molécula, haciendo versiones “mutantes” mucho más rápidas y eficientes.

Entre ellas destaca un desarrollo de 2022 por la Universidad de Texas en Austin: una enzima modificada que, bajo condiciones controladas, es capaz de degradar PET en 48 horas. A esta se suman otras variantes como la FAST-PETasa (que puede hacerlo en 24 horas) o la PHL7 (en 16 horas), pero la referencia de 48 horas sigue siendo un hito muy citado en la investigación.

Cómo funciona el proceso

Piensa en el PET como un muro de ladrillos (moléculas largas y repetitivas). La enzima actúa como un martillo especializado que rompe los ladrillos en piezas individuales.
En el caso de la enzima de Texas, el proceso implica:

  1. Contacto con el plástico: el PET es molido o fragmentado para aumentar la superficie de ataque.
  2. Reacción enzimática: a la temperatura y pH óptimos, la enzima corta las cadenas de polímero.
  3. Recuperación de monómeros: se obtienen unidades originales como el ácido tereftálico, que puede volver a usarse para fabricar PET nuevo.

Este reciclaje “molecular” no solo elimina residuos, sino que permite reutilizar el material sin pérdida de calidad.

Comparativa de tiempos de degradación

En pocos años, la carrera por acelerar la degradación del PET ha producido resultados impresionantes:

Enzima Tiempo de degradación % de PET degradado Fuente
Mutante Carbios (2020) 10 horas 90% Xataka
FAST-PETasa (2022) 24 horas No especificado Muy Interesante
PHL7 (2022) 16 horas 90% Química.es
UT Austin (2022) 48 horas No especificado El Vocero

Aunque hay enzimas más rápidas que la de 48 horas, este desarrollo marcó un punto clave: demostró que la ingeniería de proteínas puede producir soluciones adaptadas a distintas condiciones industriales.

Desafíos para llevarlo al mundo real

Por tentador que suene, no es tan sencillo como rociar enzimas sobre un vertedero. Los investigadores se enfrentan a varios retos:

  • Escalabilidad: producir enzimas en cantidades suficientes para tratar toneladas de plástico.
  • Coste: hacerlo a un precio competitivo frente al reciclaje mecánico o la producción de PET virgen.
  • Condiciones de trabajo: muchas enzimas solo funcionan bien en laboratorios controlados, no en entornos abiertos.
  • Estabilidad: mantener su actividad sin degradarse con el tiempo o la temperatura.

En resumen: la tecnología existe, pero aún está en fase de optimización para aplicaciones industriales masivas.

Posibles aplicaciones futuras

Si estos desafíos se superan, el impacto sería enorme.
Podríamos ver:

  • Plantas de reciclaje químico que devuelven el PET a su estado original en horas.
  • Tratamiento de microplásticos en plantas de aguas residuales.
  • Sistemas portátiles para comunidades sin acceso a reciclaje avanzado.
  • Integración en cadenas de producción para reciclaje infinito de envases.

Un ejemplo ilustrativo: una ciudad podría recoger botellas, procesarlas con enzimas y reutilizar el material en nuevos envases sin importar su color o nivel de contaminación.

Impacto ambiental y social

La reducción del tiempo de degradación del PET de siglos a horas abre la puerta a un futuro con menos contaminación plástica. Podría disminuir la presión sobre vertederos, reducir la extracción de petróleo para fabricar plásticos nuevos y evitar que millones de toneladas terminen en ríos y océanos.

Además, un sistema de reciclaje más rápido y eficiente podría impulsar empleos verdes, atraer inversión tecnológica y fortalecer la economía circular.

Lo que viene a continuación

Hasta agosto de 2025, los datos más relevantes siguen apuntando a que la investigación avanza rápidamente, con nuevas enzimas, tiempos más cortos y mayor eficiencia. La competencia científica es intensa, y la presión social y política por reducir los plásticos de un solo uso no hace más que aumentar.

Tal vez la enzima de 48 horas pronto sea solo un recuerdo histórico, superada por versiones más rápidas y económicas. Pero su valor como demostración de que la biotecnología puede ser una herramienta clave contra la crisis del plástico ya está asegurado.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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