25 de diciembre de 2025

En 1995, un ingeniero pasó diez días escribiendo código: 30 años después es el pegamento que mantiene viva internet

En 1995, un ingeniero pasó diez días escribiendo código: 30 años después es el pegamento que mantiene viva internet

Hace tres décadas, un comunicado conjunto de Netscape y Sun Microsystems presentaba al mundo JavaScript, un lenguaje de scripting diseñado para crear aplicaciones web interactivas. Detrás de esa nota de prensa se escondía una historia de supervivencia tecnológica: dicho lenguaje había nacido meses antes, fruto de un sprint frenético de diez días protagonizado por el ingeniero Brendan Eich. Lo que comenzó como un prototipo apresurado para dotar de vida al navegador Netscape, se ha convertido hoy en la infraestructura que sostiene un enorme porcentaje de la web visible.

El mito de los diez días. La leyenda cuenta que Eich escribió el núcleo de JavaScript en poco más de una semana. Y es cierto, pero el resultado fue un híbrido de influencias. Presionado por la dirección de Netscape para que el lenguaje se pareciese a Java, Eich adoptó una sintaxis de llaves y puntos y coma.

Sin embargo, bajo el capó, inyectó la elegancia funcional de Scheme y el modelo de objetos basado en prototipos de Self. Esta mezcla nacida de las prisas, dejó un legado de inconsistencias técnicas que los desarrolladores siguen sufriendo (y amando) hoy en día.

De Mocha a la confusión. Quizá no sepas que el lenguaje no siempre se llamó así. Nació como Mocha, pasó a ser LiveScript y finalmente se bautizó como JavaScript en una maniobra de marketing para aprovechar el tirón de Java. Es más, la confusión por los nombres dura hasta hoy entre los usuarios menos entendidos: pero Java y JavaScript tienen lo mismo que ver que car (coche) y carpet (alfombra), como se suele responder cuando alguien pregunta por sus diferencias.

La estrategia funcionó, pero enfureció a rivales como Microsoft. Su respuesta fue crear su propia versión bautizada como JScript, algo que provocó una notable fragmentación que hizo que el propio Bill Gates se quejara de los constantes cambios de Netscape. Para poner orden en el caos, el lenguaje se terminó asentando en 1997 bajo el nombre de ECMAScript.

Javascript guide Imagen de Claudio Schwarz en Unsplash

Ajax y la conquista del servidor. Durante años, JavaScript fue visto como un juguete para hacer validaciones simples, pero todo cambió en 2005 con la llegada de AJAX. Esta tecnología permitió que webs como Gmail o Maps actualizaran datos sin recargar la página: se dio el paso de las webs estáticas a las apps dinámicas.

El segundo salto ocurrió en 2009 con Node.js, que sacó a JavaScript del navegador y lo llevó al servidor. Clave para que los desarrolladores usaran un solo lenguaje para todo el stack y que ahora implica entre dos y tres millones de paquetes en el registro npm.

Dominio absoluto. A pesar de la aparición de rivales modernos, la hegemonía de JavaScript es indiscutible. Según la encuesta de Stack Overflow de 2025, sigue siendo el lenguaje más usado por el 62% de los desarrolladores, algo que les coloca por delante de otros como Python o SQL. 

Su ubicuidad es tal que ha trascendido la web: impulsa apps de escritorio mediante Electron, desarrollo móvil con React Native e incluso herramientas de IA. Es el lenguaje por defecto para aprender a programar y elegido por el 60% de los alumnos.

Este éxito de masas ha traído consigo una complejidad en el ecosistema de JavaScript:

  • Frameworks como React, Angular y Vue dominan el mercado (usado por el 40% de los desarrolladores web).
  • El peso de las librerías está empezando a pasar factura al rendimiento de la web.
  • Por ello, las predicciones para 2026 apuntan a un resurgir del JavaScript puro o Vanilla JavaScript.

Madurez forzosa. A pesar de sus defectos de nacimiento, JavaScript supo evolucionar. En 2015, la actualización ES6 transformó radicalmente la sintaxis, pero el verdadero cambio de paradigma vino de la mano de Microsoft: con la creación de TypeScript, se añadió una capa de seguridad y tipos que solucionó gran parte del caos original, algo que le permitió convertirse en el estándar casi obligatorio para el desarrollo profesional. JavaScript sigue siendo el motor, pero TypeScript es el volante de precisión.

Un problema legal llamado Oracle. La paradoja de JavaScript es que, a pesar de ser un estándar abierto, su nombre es propiedad privada. Oracle heredó la marca registrada «JavaScript» tras comprar Sun Microsystems, aunque nunca ha lanzado un producto con ese nombre. Recientemente, figuras claves como el propio Brendan Eich y el creador de Node.js han firmado una petición para que la oficina de patentes de EEUU cancele la marca por abandono.

El legado de un "hack". Es irónico que las compañía que apadrinaron su nacimiento hayan desaparecido o sido absorbidas, mientras que su creación sigue más viva que nunca. Voces autorizadas como Douglas Crockford (creador de JSON) han llegado a sugerir que deberían "retirarlo" por sus fallos de diseño base, pero la realidad es que la web moderna no existiría sin él.

JavaScript no es solo código; es el idioma franco de internet, el pegamento invisible que convierte documentos estáticos en experiencias digitales. Sin su existencia, la red solo sería una colección de textos e imágenes sin movimiento, algo similar a un periódico en PDF que vemos en nuestra pantalla.

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La noticia En 1995, un ingeniero pasó diez días escribiendo código: 30 años después es el pegamento que mantiene viva internet fue publicada originalmente en Xataka por Pepu Ricca .



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