5 de julio de 2025

Los bulos de salud más peligrosos que siguen circulando

1. El MMS o dióxido de cloro como «cura milagrosa»

Se ha promocionado el dióxido de cloro (conocido como MMS) como remedio para enfermedades tan diversas como la COVID-19, el cáncer o el autismo. Esta sustancia, sin embargo, es un desinfectante industrial, no un tratamiento médico. Su ingesta puede causar vómitos, daño renal, y ha motivado hospitalizaciones en varios países, incluida España. Ningún estudio científico serio respalda su uso terapéutico.

2. Vacunas con microchips, grafeno y magnetismo

Durante la pandemia de COVID-19 se viralizaron afirmaciones como que las vacunas contenían microchips, grafeno o sustancias que causan esterilidad. Estas teorías conspirativas no solo carecen de fundamento, sino que han provocado desconfianza generalizada hacia las vacunas, con consecuencias reales: rebrotes de enfermedades como el sarampión y la polio en zonas donde antes estaban controladas. El rechazo vacunal debilita la inmunidad colectiva y pone en riesgo a toda la población.

3. La conexión falsa entre la red 5G y la COVID-19

Otra idea extendida fue que las antenas 5G causaban o propagaban el coronavirus. Esta afirmación no tiene ningún respaldo científico ni mecanismo biológico plausible. Lo más preocupante es que este bulo llevó a ataques contra infraestructuras de telecomunicación y desinformó sobre las medidas preventivas reales, desviando la atención de estrategias eficaces como el uso de mascarillas o el distanciamiento social.

4. Automedicación con ivermectina o hidroxicloroquina

Durante los primeros meses de la pandemia, se difundieron mensajes que recomendaban automedicarse con fármacos como la ivermectina o la hidroxicloroquina. Estos medicamentos, aunque tienen usos aprobados para otras patologías, no demostraron eficacia contra el COVID-19 y su consumo sin supervisión ha provocado intoxicaciones hepáticas y neurológicas. Es un ejemplo claro de cómo la automedicación guiada por bulos puede poner en riesgo la vida.

5. Inhalar peróxido de hidrógeno para «limpiar los pulmones»

Algunos mensajes sugerían que nebulizar o inhalar agua oxigenada podía desinfectar las vías respiratorias. Esta práctica es extremadamente peligrosa: el peróxido de hidrógeno puede dañar la mucosa respiratoria, causar quemaduras y agravar afecciones como el asma. Asociaciones médicas han emitido alertas urgentes ante su uso, catalogándola como una práctica sin base científica y altamente riesgosa.

6. Leche cruda: una moda con riesgos

La idea de que la leche sin pasteurizar es más natural y saludable ha ganado adeptos, pero también ha provocado brotes de infecciones graves. Bacterias como E. coli, Salmonella o Campylobacter pueden estar presentes en la leche cruda y causar enfermedades severas, sobre todo en niños, embarazadas o personas inmunodeprimidas. La pasteurización no elimina nutrientes esenciales, pero sí elimina riesgos sanitarios.

7. Dieta alcalina como supuesta cura del cáncer

El mito de que una dieta alcalina puede curar el cáncer o prevenir enfermedades crónicas se ha extendido con fuerza en redes sociales. Esta teoría parte de un malentendido fisiológico: el pH de la sangre está regulado de forma muy estricta por el cuerpo humano, y los alimentos no pueden alterarlo de forma significativa. Promover esta dieta como tratamiento lleva a algunos pacientes a abandonar terapias eficaces, lo que puede tener consecuencias fatales.

8. La viruela del mono como conspiración

Con la aparición de nuevos brotes de viruela del mono (mpox), circularon mensajes que aseguraban que se trataba de un invento mediático o que era causada por las vacunas contra la COVID-19. Estos bulos han retrasado el diagnóstico de casos, han promovido el estigma hacia ciertos colectivos y han dificultado la respuesta sanitaria. Negar la existencia de una enfermedad no la hace desaparecer, solo complica su control.

Por qué estos bulos son especialmente peligrosos

Todos estos ejemplos tienen algo en común: su difusión masiva en redes sociales y la presencia de consecuencias documentadas, desde intoxicaciones hasta brotes infecciosos. Algunos implican ingerir o inhalar sustancias tóxicas; otros provocan la omisión de tratamientos efectivos. En todos los casos, hay evidencias provenientes de organismos como la OMS, los CDC o estudios revisados por pares.

Consejos para no caer en la trampa

  1. Consulta siempre fuentes oficiales: Ministerios de salud, OMS o centros de control epidemiológico.
  2. Desconfía de soluciones mágicas y afirmaciones que prometen curas totales y rápidas.
  3. Evita difundir contenido dudoso: compartir es multiplicar el riesgo.
  4. Pregunta a profesionales sanitarios antes de iniciar cualquier tratamiento o cambio alimentario.
  5. Utiliza verificadores como Maldita.es, Chequeado o Newtral para confirmar la información.

La noticia Los bulos de salud más peligrosos que siguen circulando fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.


☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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