¿Por qué A11pl3Z podría ser interestelar?
Una pista clave está en su excentricidad orbital. Este término describe cuán elíptica (o no) es la órbita de un objeto. Un valor de 0 indica una órbita circular, entre 0 y 1 una órbita elíptica, y mayor que 1 una trayectoria hiperbólica: una ruta de paso sin retorno, típica de objetos que vienen del espacio interestelar. En el caso de A11pl3Z, su excentricidad se estima en alrededor de 6, lo que lo sitúa firmemente en la categoría de objetos no ligados gravitacionalmente al Sol.
De Júpiter al Sol: la ruta de A11pl3Z
El objeto fue detectado recientemente por el Catalina Sky Survey, un proyecto de la Universidad de Arizona dedicado a la búsqueda de objetos cercanos a la Tierra. Actualmente se encuentra dentro de la órbita de Júpiter y se espera que en octubre se acerque más al Sol, pasando incluso dentro de la órbita de Marte. Aunque no representa ningún peligro para nuestro planeta, su paso es una oportunidad única para estudiar material proveniente de otros sistemas estelares.
¿Cómo se estudia un objeto como A11pl3Z?
La detección de este tipo de cuerpos requiere una red global de telescopios trabajando en coordinación. La Agencia Espacial Europea (ESA) confirmó que sus «defensores planetarios» están monitoreando al objeto con telescopios en todo el mundo. Además de nuevas observaciones, los astrónomos están revisando bases de datos anteriores para ver si A11pl3Z había sido registrado sin ser identificado en estudios pasados.
Tercero en su tipo: ʻOumuamua y Borisov
A11pl3Z se une a una lista muy corta de visitantes de otras estrellas. El primero fue ʻOumuamua, descubierto en 2017. Con forma probablemente alargada y un comportamiento extraño, su naturaleza aún genera debates. Luego vino 2I/Borisov en 2019, claramente identificado como un cometa interestelar. Cada nuevo hallazgo permite comparar y contrastar estos objetos para entender mejor de dónde vienen y cómo se formaron.
Por qué estos objetos son tan valiosos para la ciencia
Los objetos interestelares son como botellas lanzadas al mar del universo, trayendo consigo información de los sistemas en los que se formaron. Estudiar su composición, trayectoria y comportamiento puede revelar datos sobre otros sistemas solares sin necesidad de enviar sondas a miles de años luz. Cada grano de polvo, cada espectro de luz que reflejan, es una pista sobre las condiciones que existen más allá de nuestro vecindario cósmico.
Lo que viene ahora
La comunidad astronómica se encuentra en una carrera contra el tiempo. Con A11pl3Z acercándose rápidamente al Sol, las oportunidades para observarlo con detalle son limitadas. NASA ya ha comenzado a publicar datos preliminares en su portal de objetos cercanos a la Tierra. Aunque la Tierra estará en el lado opuesto del Sol cuando A11pl3Z se acerque, los telescopios seguirán capturando información clave.
Este descubrimiento también es un recordatorio de cómo los nuevos instrumentos están aumentando la capacidad de los astrónomos para identificar objetos interestelares. Es probable que en el futuro veamos más hallazgos como este, y con suerte, mejores condiciones para estudiarlos.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí
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