Durante casi una década, miles de peregrinos recorrieron Italia para presenciar lo que muchos consideraban un auténtico milagro: una estatuilla de la Virgen María que lloraba lágrimas de sangre. El fenómeno ocurría cada día 3 del mes en Trevignano Romano, un pequeño pueblo cerca de Roma, donde Gisella Cardia, una mujer de 53 años, afirmaba recibir visiones y mensajes directos de la Madonna. La historia tenía todos los ingredientes de una manifestación divina: una vidente carismática, fenómenos sobrenaturales y una multitud de creyentes dispuestos a todo por tocar lo sagrado.
Pero como suele ocurrir cuando la ciencia se encuentra con las afirmaciones extraordinarias, la realidad resultó ser mucho menos celestial de lo esperado. En febrero de 2025, las pruebas de ADN realizadas por el genetista forense Emiliano Giardina revelaron una verdad que sacudió los cimientos de esta moderna devoción popular: la sangre que emanaba de los ojos de la estatua pertenecía exclusivamente a la propia Gisella Cardia.
La historia comenzó en 2016 cuando Cardia, cuyo nombre real es Maria Giuseppa Scarpulla, compró una estatuilla de la Virgen María durante una peregrinación a Medjugorje, Bosnia-Herzegovina, lugar famoso por sus supuestas apariciones marianas. Poco después de instalarse en su hogar de Trevignano Romano, la mujer comenzó a reportar fenómenos extraordinarios: no solo la estatua lloraba sangre, sino que también recibía mensajes proféticos y, según sus relatos, la Madonna había llegado a multiplicar milagrosamente porciones de pizza, ñoquis y conejo para alimentar a más de una docena de personas.
Los rituales mensuales se convirtieron en un espectáculo de fe que atraía a cientos de devotos. Cardia había montado un santuario improvisado en una colina donde guardaba la estatua en una urna de cristal azul. Allí, cada tercer día del mes, los peregrinos se congregaban para escuchar las profecías y presenciar el supuesto milagro de las lágrimas sangrientas. La situación se volvió tan popular que incluso logró dividir a la comunidad local: mientras algunos abrazaban la devoción, otros comenzaron a sospechar de la autenticidad de los fenómenos.
Las dudas no tardaron en convertirse en investigaciones formales. Los rumores sobre el uso de sangre de cerdo para simular el efecto circularon durante años entre los lugareños escépticos, mientras otros acusaban directamente a Cardia de explotar la fe para beneficio personal. Las tensiones llegaron a un punto crítico hace dos años, cuando fueron los propios residentes quienes, hartos de la situación, contrataron a un investigador privado para contrastar las afirmaciones de Cardia. Esta investigación inicial fue el catalizador que llevó a la policía militar italiana y a la fiscalía de Civitavecchia a intervenir oficialmente en el caso.
La ciencia forense moderna dispone de herramientas extraordinariamente precisas para este tipo de investigaciones. El análisis de ADN, desarrollado en la década de 1980 y perfeccionado durante décadas, permite identificar material genético con una precisión que roza la certeza absoluta. En este caso, Giardina analizó cuatro muestras diferentes: dos tomadas de las mejillas de la estatuilla, una del rostro y otra de las vestiduras de un cuadro que representaba a Cristo, también supuestamente «milagroso».
El proceso de extracción y análisis de ADN es meticuloso y prácticamente infalible cuando se realiza correctamente. Las células humanas contienen 23 pares de cromosomas con secuencias únicas de bases nitrogenadas que actúan como una huella digital biológica irrepetible. Mediante técnicas de amplificación por PCR (reacción en cadena de la polimerasa), los científicos pueden multiplicar incluso las más pequeñas trazas de material genético hasta obtener suficiente cantidad para su análisis comparativo.
Los resultados fueron categóricos: todas las muestras correspondían al perfil genético de Gisella Cardia. No había trazas de sangue animal, no había ADN mixto, no había misterio. La supuesta sangre divina era, literalmente, la sangre de la vidente. Como declaró el investigador principal Achille Cohen-Tavor, se trataba de «un avance decisivo para separar la fe del fraude», aunque evitó declarar el caso completamente cerrado. Además, las pruebas de tomografía axial computarizada realizadas tanto en la estatua como en el cuadro descartaron la presencia de cualquier mecanismo oculto que pudiera facilitar la salida de líquidos.
La respuesta de la defensa legal de Cardia resultó tan fascinante como reveladora del pensamiento mágico que rodea este tipo de casos. Su abogada, Solange Marchignoli, argumentó que las trazas de ADN de su clienta podrían haberse depositado de forma natural al besar y manipular la estatua durante las sesiones de oración.
La Iglesia Católica, por su parte, había anticipado las conclusiones científicas. En 2024, el Vaticano emitió un decreto oficial declarando que no existía nada sobrenatural en los eventos de Trevignano Romano. La Diócesis de Civita Castellana, con jurisdicción sobre la zona, prohibió explícitamente cualquier evento religioso que presentara como auténticas las apariciones reportadas por Cardia.
El caso también ilustra cómo los fenómenos de este tipo pueden generar ecosistemas económicos alrededor de la fe. Cardia está siendo investigada por fraude agravado, acusada de haber recaudado miles de euros en donaciones ( en un caso particular, hasta 123.000 euros ) supuestamente destinados a financiar un centro para niños enfermos que nunca se construyó. Este aspecto económico transforma lo que podría ser una simple cuestión de creencias personales en un delito que afecta directamente a personas vulnerables que depositan su confianza y sus recursos en promesas fabricadas.
Actualmente, Gisella Cardia ha desaparecido de Trevignano Romano y su paradero es desconocido. Según reportes de medios italianos, ha abandonado su hogar y se ha desvanecido de la vista pública, con su propia abogada confirmando que ha perdido contacto con ella. El tribunal de Civitavecchia rechazó una solicitud de prórroga de las investigaciones, consolidando el marco probatorio existente y avanzando hacia un posible juicio por fraude agravado en el que tanto Cardia como su esposo Gianni enfrentan cargos relacionados con las donaciones obtenidas fraudulentamente.
En el fondo, casos como este nos enfrentan con preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la fe, la evidencia y la verdad. Mientras que la ciencia nos ofrece herramientas cada vez más sofisticadas para entender el mundo natural, el pensamiento mágico sigue encontrando formas de adaptarse y resistir, a menudo mediante el recurso a explicaciones que se vuelven progresivamente más extraordinarias. Toda la historia nos habla de nuestra eterna tensión entre el deseo de creer y la necesidad de saber.
Fuente: Express
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