
En mayo de 2025, el Dr. Max Myakishev-Rempel hizo un anuncio que cualquier medio sensacionalista soñaría con titular: había encontrado ADN alienígena en el genoma humano. La historia tiene todos los ingredientes de un thriller científico de esos que terminan siendo documentales de Netflix: un investigador con credenciales reales, datos del respetado proyecto 1000 Genomas, afirmaciones sobre hibridación extraterrestre, y la promesa de identificar quiénes entre nosotros son híbridos humano-alienígenas. El único problema es que cuando rascas un poco la superficie, no encuentras una invasión alienígena sino algo mucho menos sensacional: metodología cuestionable, malentendidos sobre genética básica, y el mismo patrón de pensamiento pseudocientífico que lleva décadas repitiéndose.
Sí. Posiblemente a estas alturas ya te estés agarrando a la silla, porque esto va muy rápido. El problema con esta narrativa tan cinematográfica es que cada elemento colapsa bajo escrutinio científico básico. Empecemos por las credenciales de Rempel, porque son reales pero reveladoras. Tiene un doctorado legítimo en biología molecular del Institute of Gene Biology en Moscú obtenido en 1994, ha publicado en revistas respetables como Molecular and Cellular Biology, y acumula 4,457 citaciones en Google Scholar. No es un charlatán inventándose títulos en su garaje. Es un científico real que en algún momento de su carrera tomó un giro hacia territorios especulativos.Porque la DNA Resonance Research Foundation que dirige no es exactamente el MIT. Es una organización sin fines de lucro con presupuesto anual de menos de 50,000 dólares, tan pequeña que no puede ser evaluada por Charity Navigator. Su sitio web promociona teorías sobre «resonancia electromagnética del ADN» con referencias a I-Ching, Kabbalah, numerología y astrología. Rempel ha publicado en NeuroQuantology, una revista considerada pseudocientífica, y tiene un proyecto paralelo llamado XG1.org que ofrece servicios de genotipado para familias que sospechan ser híbridos alienígenas, aceptando donaciones por Venmo y PayPal. Este contexto importa porque muestra un patrón de investigación cada vez más alejado del método científico convencional.
Ahora viene la parte crucial: las variantes genéticas que Rempel presenta como evidencia de manipulación alienígena tienen explicaciones científicas completamente ordinarias y bien documentadas. Cada ser humano en el planeta tiene entre 45 y 60 pequeños cambios en su ADN que no heredó de sus padres, que ocurrieron durante la formación de espermatozoides u óvulos o durante el desarrollo embrionario temprano. No son anomalías alienígenas; son parte normal de cómo funciona la replicación del ADN, con una tasa de mutación de aproximadamente uno por cada cien millones de bases por generación. Los genetistas han documentado exhaustivamente este fenómeno en miles de estudios publicados en Nature y múltiples revistas especializadas.
Y aquí está el detalle que hace colapsar todo: Rempel mismo lo admite. En su propio paper reconoce que «la mayoría de las bases de datos genéticas públicas contienen datos antiguos de células cultivadas. El cultivo puede producir cambios genómicos, así que no podemos tratar estos resultados como prueba». Declaró que «no hay evidencia concluyente aún porque necesitamos mejores conjuntos de datos». El proyecto 1000 Genomas usó secuenciación a baja cobertura promedio de 7.4x, no fue diseñado para rastrear alienígenas sino para catalogar variación humana normal.
El problema metodológico de usar datos de 23andMe de personas que afirman haber sido abducidas es mala ciencia en su forma más pura. La tecnología de 23andMe no lee todo el ADN; solo busca variantes específicas conocidas en ubicaciones preseleccionadas. Comparado con la secuenciación profesional que cubre los 3 mil millones de pares de bases con profundidad de 30 a 100 veces cada posición, 23andMe proporciona más de 4,000 veces menos datos. Es como intentar leer una novela completa mirando solo una palabra de cada 5,000 páginas y luego afirmar que encontraste un mensaje secreto.
¿Qué dice la comunidad científica sobre las afirmaciones de Rempel? El silencio es ensordecedor. El estudio no ha sido revisado por pares después de cinco meses desde su publicación en mayo de 2025. Cero cobertura en revistas científicas legítimas como Nature, Science, PLOS o cualquier journal especializado en genética humana. Ningún genetista establecido ha salido a respaldar o comentar seriamente el trabajo. Los únicos medios que cubrieron la historia fueron tabloides como Daily Mail, Yahoo News en entretenimiento, BroBible, sitios paranormales como End Time Headlines, y VICE que lo hizo con tono explícitamente escéptico, poniendo «study» entre comillas desde el título.
Incluso investigadores UFO expresaron escepticismo. Nigel Watson, autor británico de «Portraits of Alien Encounters Revisited», declaró que «las experiencias de abducción alienígena pueden derivar de factores terrestres. Necesitamos verificar cuidadosamente estos relatos antes de sacar conclusiones sobre ADN». Si hasta los investigadores UFO piensan que te estás adelantando, probablemente te estás adelantando bastante.
La ausencia total de cobertura por medios científicos serios no es conspiración. Es que las afirmaciones son tan periféricas al conocimiento establecido y tan metodológicamente defectuosas que ni siquiera organizaciones de fact-checking como Snopes o FactCheck.org consideraron digno dedicarles análisis formal. El patrón de cobertura exclusivamente en tabloides mientras los medios científicos serios permanecen en silencio es una señal de alerta gigante, el mismo patrón que ves con afirmaciones de energía libre o homeopatía curando cáncer.
Las afirmaciones de ADN alienígena en humanos no son nuevas. Es un patrón recurrente desde los años 1980-1990 cuando investigadores como Budd Hopkins y David Jacobs popularizaron narrativas de programas de hibridación alien-humano. En los años 2010, Young-hae Chi de Oxford propuso que alienígenas estaban creando híbridos para sobrevivir al cambio climático. El estudio de Rempel es simplemente la iteración más reciente, ahora con lenguaje genómico moderno y referencias a CRISPR y 23andMe.
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