Uno de los descubrimientos más reveladores llegó en 2016, cuando se identificó una proteína exclusiva de los tardígrados llamada Dsup, abreviatura de «damage suppressor» (supresor de daños). Esta proteína demostró tener la capacidad de proteger el ADN frente a la radiación. Al introducir Dsup en células humanas, estas también mostraron una resistencia inusual, algo que abrió una puerta enorme hacia aplicaciones médicas y tecnológicas.
Cómo actúa la proteína Dsup
El funcionamiento exacto de Dsup ha sido objeto de estudio constante desde su descubrimiento. Recientes investigaciones han revelado que esta proteína se adhiere fuertemente al ADN, no en un solo punto, sino a lo largo de toda la cadena. A diferencia de muchas otras proteínas que tienen una estructura fija, Dsup se comporta como un espagueti en agua: flexible, cambiante, y capaz de adaptarse a distintas formas. Al unirse al ADN, lo desenrolla ligeramente, como si se aflojara un cierre. Esta acción podría reducir la vulnerabilidad del material genético frente al daño provocado por radiaciones.
Otros modelos teóricos apuntan a que Dsup actúa como un escudo físico, formando una capa protectora que impide que las partículas radiactivas lleguen al ADN. También se considera que podría mejorar los mecanismos de reparación celular, ayudando a corregir daños antes de que estos causen consecuencias graves.
La comunidad científica no ha llegado a un consenso único, y es posible que Dsup combine varias estrategias a la vez. Su eficacia frente a distintos tipos de radiación y sus derivados tóxicos refuerza la hipótesis de que se trata de una proteína multifunción.
Aplicaciones médicas de una proteína excepcional
El interés por Dsup en el ámbito médico es creciente, especialmente en enfermedades en las que el daño al ADN es un factor clave. En el caso del cáncer, por ejemplo, el proceso de transformación celular suele iniciarse por alteraciones genéticas. Si se lograra aplicar Dsup en las células humanas de manera controlada, podría abrir una vía para prevenir la formación de tumores o proteger los tejidos sanos durante terapias agresivas como la radioterapia o la quimioterapia.
Otro terreno prometedor es el de las enfermedades cardiovasculares. Durante un infarto o un ictus, el organismo sufre una oleada de estrés oxidativo, que produce un fuerte daño en el ADN celular. Si Dsup logra actuar como un escudo durante estos episodios, podría reducir las secuelas en los tejidos afectados y mejorar el pronóstico de los pacientes.
Los primeros experimentos en animales han sido alentadores. En uno de ellos, investigadores utilizaron ARN mensajero (mRNA) para introducir el gen de Dsup en ratones, una técnica similar a la usada en las vacunas contra la COVID-19. Los resultados mostraron que los ratones que producían Dsup sufrían menos daño en su ADN tras ser expuestos a altas dosis de radiación, una prueba clara del potencial protector de esta proteína en organismos vivos.
Potencial en agricultura, exploración espacial y tecnología
Más allá de la medicina, el alcance de Dsup podría extenderse a campos muy diversos. En la agricultura, ya se han creado plantas como el arroz o el tabaco modificadas genéticamente para producir Dsup, logrando mayor resistencia a la radiación. Esto podría ser clave para cultivos expuestos a condiciones ambientales extremas o suelos contaminados.
En el contexto de la exploración espacial, la radiación cósmica representa uno de los mayores retos para las misiones de larga duración. Si se pudiera inducir la expresión de Dsup en las células de los astronautas, o incluso en sus alimentos cultivados en el espacio, se podría incrementar notablemente su capacidad de resistencia frente a este tipo de amenazas invisibles.
Un aspecto futurista pero con base real es la conservación de datos digitales. Investigadores están explorando la posibilidad de codificar información digital en secuencias de ADN, que luego podrían ser insertadas en organismos resistentes como los tardígrados. Dsup jugaría aquí un papel fundamental al proteger esos datos del deterioro causado por condiciones extremas.
Lo que queda por descubrir
Aunque los avances en torno a Dsup son prometedores, todavía hay muchas preguntas por responder. Entender completamente cómo actúa esta proteína dentro de organismos complejos es clave para evitar efectos secundarios no deseados si se llega a aplicar en humanos. Múltiples grupos de investigación están colaborando para desentrañar su funcionamiento, con la esperanza de traducir la resiliencia de los tardígrados en beneficios concretos para la salud y la tecnología humana.
Como una caja negra biológica, Dsup representa una ventana hacia soluciones inspiradas por la naturaleza. Observar a estos microscópicos seres sobrevivir donde ninguna otra criatura puede hacerlo, nos recuerda que a veces las respuestas a los grandes desafíos están en los detalles más pequeños.
☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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