2 de octubre de 2025

Una terapia génica experimental logra frenar el avance del Huntington en un pequeño grupo de pacientes

Comprendiendo el Huntington y su mecanismo

Esta patología surge por una mutación en el gen HTT, responsable de codificar una proteína llamada huntingtina, fundamental para el funcionamiento saludable de las neuronas. En lugar de inutilizarla, como ocurre con muchas otras enfermedades genéticas, esta mutación provoca que el cuerpo genere una versión tóxica de la proteína, que progresivamente daña al cerebro.

El deterioro suele comenzar en la mediana edad, manifestándose con movimientos involuntarios, problemas de equilibrio, dificultades cognitivas y del habla, que empeoran hasta derivar en la muerte. Actualmente, no existe cura ni tratamiento que altere el curso de la enfermedad, solo terapias paliativas para los síntomas.

La estrategia de uniQure: microARN contra la huntingtina tóxica

El enfoque de AMT-130, el tratamiento desarrollado por uniQure, es innovador. Utiliza un virus adenoasociado (AAV) modificado, que funciona como un «vehículo de entrega» para introducir un pequeño fragmento de ADN en las neuronas. Este fragmento no lleva un gen completo, sino que codifica un microARN, una pequeña cadena de ARN diseñada para adherirse al ARN mensajero defectuoso del gen HTT. Esto impide que la célula produzca la versión tóxica de la proteína.

Esta técnica se diferencia de otras estrategias anteriores, como los oligonucleótidos antisentido, que habían fracasado en ensayos clínicos previos, probablemente debido a que se degradaban rápidamente o no alcanzaban suficiente concentración en las áreas afectadas del cerebro.

Un procedimiento complejo pero prometedor

La terapia AMT-130 se administra directamente en el cerebro, mediante una intervención quirúrgica que dura unas 12 horas. Durante este procedimiento, se perfora el cráneo para insertar un catéter en regiones clave como el caudado y el putamen, que son zonas muy afectadas en el Huntington. Desde allí, el virus se dispersa por las neuronas, entregando el microARN de manera permanente.

A pesar de la complejidad de esta cirugía, los efectos adversos reportados han sido mínimos, y no se han observado complicaciones graves que pongan en duda la seguridad del procedimiento.

Resultados del ensayo: signos de una ralentización real

El ensayo, aunque limitado en número de participantes, ha sido riguroso. Involucró a 29 pacientes en etapas tempranas (fase 2 o 3 incipiente de la enfermedad), quienes recibieron dosis bajas o altas de AMT-130. Sus progresos se compararon con los datos de un grupo de casi 1600 pacientes con estadios similares pero sin tratamiento.

Los 12 pacientes que recibieron la dosis más alta y fueron monitoreados durante tres años mostraron una reducción del 75% en el deterioro de sus puntuaciones en la escala unificada de evaluación de Huntington, una herramienta estandarizada que mide funciones motoras, cognitivas y conductuales. Mientras que el grupo no tratado perdió 1,52 puntos, los tratados sólo descendieron 0,38 puntos. Además, se observó una reducción del 8,2% en un marcador de neurodegeneración llamado neurofilamento de cadena ligera, presente en el líquido cefalorraquídeo.

Aunque estas cifras deben interpretarse con cautela, sugieren que el tratamiento está logrando frenar la pérdida neuronal, al menos en parte.

Aún hay preguntas abiertas

Expertos como la neuróloga Sarah Tabrizi del University College London, quien lideró el ensayo, han mostrado optimismo, pero también reconocen que hay muchas variables aún por estudiar. Por ejemplo, el tratamiento no detuvo por completo la muerte de neuronas, por lo que podría ser más eficaz si se aplica antes de que aparezcan los síntomas, en pacientes que ya tienen el gen defectuoso pero cuyo cerebro aún está intacto.

Por su parte, el neurocientífico Ole Isacson de Harvard señala que, aunque los resultados clínicos son alentadores, será necesario un seguimiento aún más largo y en una muestra más amplia antes de confirmar su efectividad generalizada.

También está el factor del costo. La compañía ha indicado que su precio será similar al de otras terapias génicas aprobadas, lo que podría situarlo por encima de los 2 millones de dólares por paciente, una cifra que limita mucho su acceso sin sistemas de reembolso o apoyo estatal.

Un futuro posible para quienes heredan el gen HTT

Aunque esta no sea todavía la cura definitiva, el tratamiento de uniQure marca una vía nueva que podría cambiar la forma en que se enfrenta el Huntington en los próximos años. La posibilidad de bloquear la producción de la huntingtina tóxica directamente en el cerebro es un salto conceptual importante, que podría extenderse a otras enfermedades neurodegenerativas con mecanismos similares.

La empresa planea solicitar la aprobación regulatoria en Estados Unidos en 2026, por lo que, si todo marcha bien, podría estar disponible clínicamente poco después. Será clave observar si estudios más grandes confirman estos primeros hallazgos y cómo se abordará su distribución y accesibilidad.




☞ El artículo completo original de Natalia Polo lo puedes ver aquí

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